lunes, 11 de septiembre de 2017

Ruta de senderismo: Hayedo mágico de Ciñera.

Realizada el 10 de septiembre de 2017
Un pequeño pero muy bello bosque de Hayas, muchas de ellas Viejas y retorcidas es lo que es este Bello Rincón de la Provincia de León cercano a la localidad de Ciñera y próximo a la mas importante población de Pola de Gordón.

Forma parte de la región leonesa de los Cuatro Valles. La excursión conecta las localidades leonesas de Ciñera de Gordón y Villar del Puerto por el camino que seguían los mineros y que desde el mismo momento en el que te empiezas a adentrarte en el mismo, parece llevarte a otro mundo.

El Faedo de Ciñera

LA RUTA: 

9, 7 Km ida y vuelta si se hace hasta Villar.

5 Km ida y vuelta hasta las marmitas.


Iniciamos el recorrido subiendo por una cuesta que parte de la plaza del pueblo de Ciñera . Si nos ponemos frente a la Iglesia, por la derecha. Pasaremos por un edificio característico del ayuntamiento.

En realidad esto no es sino un recorrido de ida y vuelta que durante todo el pasado siglo hacían los mineros que habitaban en la localidad de Villar del Río para llegar a las minas de carbón que rodean Ciñera de Gordón y es precisamente este contraste con las minas a cielo abierto de Ciñera, lo que hace de el Faedo un lugar aún más sorprendente.

Salimos desde la población de Ciñera de Gordón (al final del pueblo nos encontramos con varios carteles indicativos con las diversas rutas).

Siguiendo un cómodo camino, paralelo al rio, que en principio nos llevará hasta una boca mina museo, donde se pueden observar las herramientas típicas de una mina. Seguimos un poco más hasta una casa abandonada, tras superar un suave ascenso encontramos un puente de piedra por donde nos adentraremos en el famoso Faedo de Ciñera.
En la entrada al hayedo un cartel nos contará leyendas sobre las brujas y hadas que habitan en el interior del bosque. Justo en el medio de este hayedo está Fagus, un Haya de quinientos años de Antigüedad con 6,32 metros de perímetro en su base y 23 metros de Altura está incluida entre los Cien Árboles mas Peculiares de España en el libro "Árboles Leyendad Vivas". Aquí también se muestra un cartel con una leyenda que luego relataremos. Parte del camino se realiza por una pasarela de madera que finaliza pasando un puente y una pequeña subida con un pasamanos de cadena con una serie de torrentes de agua y cascadas que dan lugar a las ‘Marmitas de Gigante‘.


Tras disfrutar de los longevos y curiosos ejemplares de hayas que han dado fama a este bosque, nos adentramos en al cañón de Hoces del Villar, un estrecho desfiladero que se atraviesa a través de la pasarela de madera y acero enclavada en la misma roca y desde la que disfrutaremos de unas espectaculares vistas. Desde aquí el sendero es espectacular, pero no fácil. Se requiere algo de experiencia, ausencia de vértigo y calzado adecuado. En tiempo húmedo resulta resbaladizo. Así que desde las marmitas de gigante podemos regresar.
Si continuaremos nuestra ruta llegamos hasta la población de Villar del Puerto desde donde podremos regresar por el mismo camino o por la carretera hasta el pueblo de Ciñera de Gordón.


Poco antes de llegar al Fagus hay un excelente merendero.

Contrasta el paisaje del bosque con el lunar de la antigua mina de carbón.



La leyenda:

Una leyenda habla de cómo apareció el carbón en estas tierras. La leyenda figura en un cartel junto a Fagus (500 años de edad, 6,32 metros de perímetro y 23 metros de altura) y es obra de Josefina Díaz del Cuadro, vecina de Ciñera de Gordón, que lo escribió en 1993 con motivo del nacimiento de su primera nieta. Dice, más o menos, así:
Una vez me contó un abuelo, que hace muchos, muchos años, antes de que hubiera casas en el valle, cuando aún los hombres vivían al aire libre y los inviernos eran crudos y muy largos, vivía en el Faedo una bruja llamada Haeda. Tenía poderes sobrenaturales. Dicen que se los había otorgado el demonio pero este le advirtió: “Debes usarlos para hacer el mal, pues si haces el bien con ellos te consumirás y en tres días desaparecerás”. La bruja Haeda se frotó las manos y se preparó para hacer todo el daño que pudiera.

Entre La Vid y Santa Lucía vivía una familia: la madre, María, el padre, Miguel, y nueve hijos pequeños. Por el verano sembraban patatas, fréjoles y lechugas pues se daban muy bien y alimentaban a sus hijos pequeños. Pero cuando llegaba el invierno las cosas se ponían difíciles y no tenían dónde refugiarse. Por la noche subían a la cueva de los Infantes y allí se guarecían de la nieve y las heladas. Pero un día nevó y nevó. El viento soplaba la ladera de la montaña y estaba helada. Y por más que María y Miguel empujaban a sus hijos no conseguían llegar a la cueva mientras los niños resbalaban y volvían a caer.
Haeda estaba sentada en Berciegos, (bien es sabido que las brujas no tienen frío) y sintió escozor en el pecho al ver aquellos padres que no podían resguardar a los niños del frío. Usando sus poderes, arrancó un montón de piedras de las montañas y les prendió fuego. Se pusieron rojas y chispeantes dando un calor agradable pero lo más milagroso es que duraron prendidas toda la noche. María y Miguel colocaron a sus hijos alrededor y durmieron toda la noche calentitos.

A la mañana siguiente había un gran montón de cenizas, ellos no se explicaban lo que había pasado. Aquel día siguió nevando, en el puerto había niebla, y el frío era insoportable. Haeda pensó que aunque les ayudara otro día aún le quedarían poderes, así que volvió a arrancar piedras de las montañas y las prendió, haciendo de nuevo una gran hoguera. Pasaron la noche calientes. Por la mañana vieron mucha ceniza que guardaba brasas en sus entrañas, así que metieron patatas para que se asaran y los niños las comieran tiernecitas.

Haeda se miró en el arroyo y se vio envejecida y cansada. Estaba agotada. Pero también estaba dispuesta a ayudarles un día más. Aun así pensaba que aunque fuera a costa de su vida no sería suficiente, dado que el invierno en estas tierras es largo y no podrían resistirlo.

Meditó y meditó la bruja buena y juntando las fuerzas que le quedaban hizo que todas las montañas del valle se llenaran de piedras que prendieran y dieran calor.
Vinieron muchas familias y fundaron un pueblo sobre aquellas cenizas. Y le llamaron Ciñera. Desde entonces ningún niño pasó frío por las noches. Haeda así lo quiso.
Dice el viejo que la bruja buena se fue a morir al Faedo y dejó mechones de pelo blanco entre las hayas. Ahora los niños de Ciñera van al Faedo de merienda y, sin saberlo, juegan y ríen bajo la protección de Haeda, que vela para que no nos falte nunca el carbón.


Mas información y GPS:

https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=14996860

https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=16055176

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